Sepulveda Luis Скачать все книги 6 Количество книг

Luis Sepulveda ha pubblicato Storia di una gabbianella e del gatto che le insegnò a volare nel 1996. Il romanzo, dato il suo valore educativo, è stato poi proposto agli alunni di scuola elementare e media inferiore riscuotendo un grande successo.

“Promettimi che non mangerai l’uovo”

stridette aprendo gli occhi.

“Prometto che non mi mangerò l’uovo”

ripetè Zorba.

“Promettimi che ne avrai cura finchè

non sarà nato il piccolo” stridette

sollevando il capo.

“Prometto che avrò cura dell’uovo

finchè non sarà nato il piccolo”.

“E promettimi che gli insegnerai

a volare” stridette guardando fisso

negli occhi il gatto.

Allora Zorba si rese conto che

quella sfortunata gabbiana non solo

delirava, ma era completamente pazza.

“Prometto che gli insegnerò

a volare. E ora riposa,

io vado in cerca di aiuto” miagolò

Zorba balzando direttamente sul tetto.

Queste sono le promesse che la gabbiana Kengah riesce a strappare in fin di vita ad un grosso gatto nero di nome Zorba. Kengah si era poco prima tuffata nell’oceano per acchiappare qualche aringa insieme ai suoi compagni, ma quando aveva tirato fuori la testa si era ritrovata sola in quell’immensità. Il resto dello stormo era volato via e il mare era una distesa di petrolio che presto l’avrebbe asfissiata penetrando tra le piume e tappandole tutti i pori. Con enorme fatica spicca il volo, raggiunge la terra ferma, ma precipita su un balcone di Amburgo. Ed è proprio qui che incontra il gatto Zorba cui affida l’uovo che sta per deporre. Ma come potrà Zorba tenere fede alle tre promesse fatte, in particolare a quella di insegnare a volare? Avrà certamente bisogno dell’aiuto dei suoi amici Diderot, Colonnello e Segretario, ma anche quello di qualcun altro…

Lo scrittore cileno, attraverso questo racconto-fiaba tocca temi a lui molto cari: parte dall’amore per la natura minacciata dagli atteggiamenti distruttori e menefreghisti dell’uomo e prosegue con la solidarietà e la generosità di esseri disinteressati e altruisti. Ma forse la cosa che maggiormente colpisce è il messaggio di speranza che trapela attraverso il riconoscere all’uomo non solo il ruolo di inquinatore e responsabile di disastri , ma anche quello di aiuto e contributo indispensabile all’equilibrio della natura in pericolo.

Un racconto dolce e forte allo stesso tempo, adatto certamente a bambini e ragazzi, ma in grado di catturare l’attenzione anche di adulti sensibili alle tematiche della natura e a quelle della solidarietà. Una solidarietà priva di confini e barriere. O forse sarebbe più corretto parlare di barriere che possono essere valicate con un pizzico di impegno e buona volontà.

A volte imparare a volare è un insegnamento che viene da chi meno ti aspetti. E non dimentichiamo:“Vola solo chi osa farlo”.

Luis Sepúlveda, a quien el público de lengua española ya conoce bien, tiene dos hijos muy jóvenes, a quienes llama «mis enanos» y a quienes prometió un día escribir una historia acerca de lo mal que gestionamos los humanos nuestro propio entorno, lesionando la naturaleza, que nos brinda tantos bienes, y de paso autolesionándonos sin piedad. Así nació Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar, que cuenta las aventuras de Zorbas, un gato «grande, negro y gordo», cuyo inquebrantable sentido del honor le conduce un día a comprometerse a criar un polluelo de gaviota. Su madre, una hermosa gaviota, atrapada por una ola de petróleo vertido en el mar por un buque varado, le deja en prenda a Zorbas, justo antes de morir, el huevo que acaba de poner. Zorbas, que es gato de palabra, cumplirá sus dos promesas: no sólo criará al polluelo, sino que le enseñará a volar. Los amigos de Zorbas, Secretario, Sabelotodo, Barlovento y Colonello, le ayudarán en una tarea que, como se verá, no es tan fácil como parece, y menos para una banda de gatos más acostumbrados a hacer frente a la dura vida en un puerto como el de Hamburgo que a hacer de padres de una cría de gaviota… Pensada en principio como un cuento para «enanos», Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar se dirige en realidad a todos aquellos que, chicos o mayores, no sólo disfrutan con las historias bien contadas que estimulan la imaginación y el ingenio, sino que, a la vez, aprenden a ver el mundo bajo una óptica distinta, conociéndolo mejor y, por lo tanto, amándolo y cuidándolo con más inteligencia.

Desde sus primeros pasos en la militancia política hasta el reencuentro feliz, años después, con la Patagonia y la Tierra del Fuego, con sus poblados y sus gentes, perdidos en la desolada inmensidad del paisaje, como el tren que da título al libro. Así, conocemos a marineros vagabundos, profesores más aficionados al casino y los prostíbulos que a las aulas, ricas familias con problemas de descendencia, bardos de la región, locutores altruistas o aviadores enloquecidos.

A lo largo del hilo conductor del relato, consistente en la relación conflictiva entre el personaje principal y el Alcalde del pueblo, se nos van ofreciendo momentos anteriores de su vida hasta llegar al momento presente de la narración. Esto sirve para describirnos la especial ligazón que une al viejo con la selva. Todo está contado en un lenguaje directo y sin mucho rebusque. En especial cuando precisamente el viejo se dedica a leer su novela de amor.

En los años sombríos del nazismo, desaparecen de un rincón secreto de la prisión de Spandau unas valiosísimas monedas de oro. Casi cincuenta años después, caído el Muro de Berlín, dos personajes oscuros pero poderosos, con un pasado político turbio, contratan cada uno por su lado a dos «antiguos combatientes», Juan Belmonte -el que tiene nombre de torero – y Frank Galinsky. En «paro» laboral e ideológico, ambos deben partir en busca de un botín robado que nadie se atreve en realidad a reclamar oficialmente. Belmonte acepta el encargo por amor a Verónica, Galinsky, por un viejo hábito de obediencia militante cuyo ideal es ahora el de enriquecerse «como todos los demás». Al mismo tiempo, al otro lado del mundo, un viejo humilde y solitario recibe un misterioso mensaje ¿Llegarán a enfrentarse Belmonte y Galinsky? ¿Existe realmente el tesoro? En tiempos implacables como los que vivimos, ¿vencerá el amor o la codicia?